AVRAM
HERSHKO
(1937- ), bioquímico israelí nacido en Hungría, galardonado con el Premio
Nobel de Química del año 2004 por su participación en el descubrimiento del
proceso por el cual las células emplean un sistema de ‘etiquetado’ molecular de
ciertas proteínas, marcándolas para ser destruidas. Este mecanismo, llamado
“degradación proteica mediada por la ubiquitina”, permite a las células
fragmentar las proteínas una vez que ya han desempeñado su función, así como destruir
aquellas proteínas defectuosas que podrían ser origen de un cáncer u otras
enfermedades.
Gracias al trabajo de Hersko y de sus colegas,
el bioquímico israelí Aaron Ciechanover y el estadounidense Irwin Rose, que
compartieron con Hersko el Premio Nobel, los científicos saben hoy en día que
este sistema de marcado de las proteínas es una característica muy importante
del funcionamiento de las células. Hershko, nacido en Kargag, Hungría, emigró en
1950 con su familia a Israel.
En
1965 se licenció en Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad
Hadassah de Jerusalén y en 1969 se doctoró en esta misma universidad. Durante
los dos años siguientes fue profesor del Departamento de Bioquímica. En 1972,
después de completar estudios posdoctorales en la Universidad de California en
San Francisco, Hershko se incorporó a la Unidad de Bioquímica del Instituto de
Tecnología Technion en Haifa. Es profesor en el Instituto Rappaport Family para
Investigación en Ciencias Médicas, perteneciente al Instituto Technion.
Cuando Hershko y sus colegas iniciaron sus
investigaciones en la década de 1970, muchos científicos habían estudiado el
proceso por el cual las células reunían unas 100.000 proteínas diferentes, que
llevaban a cabo numerosas funciones celulares vitales. Sin embargo, se
desconocía en parte el mecanismo de degradación de estas proteínas. Hershko y
Ciechanover, que era entonces su ayudante, se plantearon una pregunta que desde
la década de 1950 había intrigado a los científicos: ¿Por qué la degradación de
las propias proteínas de una célula precisaba energía de la propia célula,
cuando otras formas de degradación proteica no consumían energía celular?
Tratando de resolver este problema, descubrieron el mecanismo de fragmentación
de las proteínas.
Trabajando con una muestra obtenida de
eritrocitos inmaduros, Hershko y Ciechanover, obtuvieron finalmente éxito al
aislar un péptido que era la clave de la degradación de las proteínas. Tras
contactar con Rose, un especialista en proteínas que estaba trabajando en el
mismo proceso, los dos israelíes empezaron a compartir veranos en el
laboratorio de Rose en el Fox Chase Cancer Center en Filadelfia, Pensilvania.
Finalmente, el trío determinó que el péptido que habían aislado era ubiquitina.
La ubiquitina, identificada por primera vez a mediados de la década de 1970 en
tejido de ternera, fue hallada después en el ser humano y en otras muchas
especies (de ahí su nombre, que deriva de la palabra latina que significa ‘en
todos sitios’).
En dos revistas publicadas en 1980, Hershko y
sus colegas describieron el proceso de degradación de las proteínas mediado por
la ubiquitina. Descubrieron que la ubiquitina marcaba ciertas proteínas, lo que
las condenaba a ser degradadas. En palabras del comité de los Premios Nobel que
anunció el Premio Nobel de Química, la ubiquitina actuaba como ‘el beso de la
muerte’. Las proteínas marcadas por la ubiquitina son conducidas a una
estructura celular llamada proteosoma, una estructura cilíndrica que actúa como
un lugar de eliminación de residuos. Allí, las proteínas se fragmentan y son
recicladas para ser reutilizadas por las células.
Hoy en día, los científicos saben que la
degradación de proteínas mediada por la ubiquitina es imprescindible para el
buen funcionamiento de las células. Por ejemplo, durante la reproducción
celular, ciertas proteínas deben ser sintetizadas y degradadas con rapidez para
continuar el proceso reproductivo. El marcado de la ubiquitina es esencial en
este proceso.
Esta alteración del funcionamiento de este
sistema también está implicada en el desarrollo de diversas enfermedades. Por
ejemplo, el gen p35, un mecanismo de vigilancia celular que normalmente protege
contra la formación de tumores, depende del marcado de la ubiquitina para
mantener su propio equilibrio y función en la célula. El fallo en el sistema de
la ubiquitina puede finalmente dar origen a células cancerígenas. El
conocimiento del sistema de degradación de las proteínas mediado por la
ubiquitina también ha ayudado a los científicos a profundizar en la comprensión
de la fibrosis quística, la enfermedad de Parkinson y otros trastornos. Por
estas razones, los avances en la investigación conseguidos por Hershko se han
convertido en un área próspera de la investigación biomédica.
Además del Premio Nobel, Hershko fue
galardonado también en 1999 con el Premio Internacional de la Fundación
Gairdner y en el año 2000 con el Premio Albert Lasker de Investigación Médica
Básica.
Jeimy Benavides Camila Cano Paula Pabon Angie Ramirez
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