IRWIN ROSE
(1926- ), bioquímico estadounidense
que recibió el Premio Nobel de Química del año 2004, por su participación en el
descubrimiento de cómo las células marcan ciertas proteínas para su
degradación. Este sistema de marcado de proteínas actúa cuando estas son
defectuosas o una vez que han cumplido su función. Hoy en día, los científicos
saben que este proceso de degradación de proteínas, cuidadosamente regulado, es
esencial para la reproducción de las células y otros procesos celulares, y que
la alteración de este sistema contribuye al desarrollo de diferentes
enfermedades, como algunas formas de cáncer.
Este
descubrimiento no habría sido posible sin el trabajo innovador de Rose y sus
colegas, los bioquímicos israelíes Avram Hershko y Aaron Ciechanover,
galardonados también con el Premio Nobel. Hasta que estos tres científicos
iniciaron su investigación a finales de la década de 1970, se habían llevado a
cabo muchos trabajos sobre como se ensamblaban las proteínas dentro de la
célula, pero no se había otorgado importancia a la ruptura o degradación
proteica.
Nacido en
Brooklyn, un distrito de Nueva York, Rose creció en el estado de Washington y
formó parte de la Armada americana como técnico de radio durante la II Guerra
Mundial. Más tarde estudió en la Universidad de Chicago en Illinois, donde
obtuvo, en 1952, el doctorado en Bioquímica. Después, ingresó en la Facultad de
Medicina de la Universidad de Yale, donde impartió clases de Bioquímica hasta
1963. Aquel año, se incorporó al equipo de investigadores del Fox Chase Cancer
Center de Filadelfia, Pensilvania, donde desarrolló la mayor parte de su
carrera profesional. Después de su jubilación en 1955, aceptó un cargo especial
de investigación en la Universidad de California, en Irvine, donde es miembro
del Departamento de Fisiología y Biofísica.
Como experto
en enzimas (proteínas que catalizan los procesos bioquímicos), Rose decidió
desenmascarar el misterio que había intrigado a los científicos desde la década
de 1950. Las investigaciones previas habían determinado que ciertas formas de
degradación de las proteínas, como la fragmentación en el intestino de las
proteínas procedentes de los alimentos, no requería consumo de energía. Sin
embargo, se desconocía por qué la degradación de las propias proteínas de las
células utilizaba las reservas de energía de estas. A finales de la década de
1970, Rose se asoció con Hershko y Ciechanover, del Instituto de Tecnología
Technion de Haifa, quienes estaban trabajando en el proceso de degradación
proteica. Los dos israelíes compartieron veranos en el laboratorio de Rose, en
el Fox Chase Cancer Center. Finalmente, persiguiendo el objeto de sus
investigaciones, los tres científicos llegaron a descubrir la clave molecular
de la degradación de las proteínas: un péptido llamado ubiquitina, un marcador
molecular que se une a las proteínas, marcándolas para ser destruidas. La
ubiquitina había sido identificada hacia mediados de la década de 1970 por
otros investigadores, si bien su función era desconocida. La ubiquitina se
aisló por primera vez en el tejido de ternera y posteriormente se halló en el
ser humano y en una gran variedad de organismos (de aquí su nombre, que deriva
de una palabra latina que significa ‘en todos sitios’).
Rose y sus
dos colaboradores publicaron sus hallazgos en 1980. Desde entonces, se ha
profundizado considerablemente en el conocimiento de la degradación proteica
mediada por la ubiquitina y en su importancia para la célula. En concreto, Rose
contribuyó al conocimiento de cómo ciertas enzimas, en un proceso sustentado
por las reservas de energía de trifosfato de adenosina (ATP) de la células,
ayudaban en el marcado de proteínas por la ubiquitina. Después, estas proteínas
eran transportadas al ‘centro de reciclado’, una estructura llamada proteosoma,
donde eran fragmentadas y preparadas para ser reutilizadas por las células.
Esta degradación y reutilización de las proteínas es esencial en la
reproducción celular, que precisa de una síntesis y degradación rápida de
proteínas para continuar el proceso. La alteración del sistema de degradación
mediado por la ubiquitina favorece la acumulación de proteínas defectuosas o no
deseadas, que pueden finalmente conducir al cáncer, la fibrosis quística y
otras enfermedades.
Además de
ampliar los conocimientos sobre la función celular, las investigaciones en las
que han sido pioneros Rose y sus colegas, han hecho posible el desarrollo de
nuevos fármacos, como una sustancia anticancerígena para combatir el mieloma
múltiple que interfiere en las funciones del proteosoma. El proceso de la
degradación de las proteínas mediado por la ubiquitina, esclarecido por primera
vez por Rose y sus colegas, se ha convertido en un área importante de la
investigación bioquímica.
Además del
Premio Nobel, Rose ha sido distinguido con el ingreso en la Academia Nacional
de Ciencias.
Jeimy Benavides Camila Cano Paula Pabon Angie Ramirez
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